Estudió Sociología y Ciencias Políticas en Madrid, aunque se dedicó profesionalmente a la publicidad y al diseño gráfico. Su presencia en el circuito de galerías, ferias y exposiciones se inició a finales de los años ochenta (Novos Valores – Bienal de Pontevedra) y se volvió habitual en los primeros años de la década siguiente, cuando su obra comenzó a formar parte de las principales colecciones públicas gallegas.
Sus cuadros están concebidos como escenas de ficción, con cierto onirismo, en el que lo real, desde el punto de vista narrativo y lingüístico, se mezcla con la fábula y lo abstracto. Los recursos iconográficos más recurrentes en la obra de Cerviño serán las liebres y los pugilistas, que sitúan al espectador ante una referencia temporal, buscando la captura del instante.
Sus últimos trabajos señalan un cambio siempre en sentido de libertad dentro de una trayectoria reconocible y clara, mantenida su evidente capacidad de abstracción tanto lingüística como estrictamente pictórica, y desarrollada como nunca hasta ahora la línea de la pintura como fluido del automatismo y del dejarse llevar.
Entre sus series más destacadas están Polil, Tintes Ibéricas y Susy, sobre la cual el propio autor afirma que es un ritual de erotismo recreativo donde confluye lo bíblico con lo gramático, la mística con la mecánica y el humor con el horror.
Cuentan con obra del artista la colección del Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa; la Diputación de A Coruña; Concello de Lugo; Real Academia de Bellas Artes de A Coruña; Colección de Arte Afundación, y el Ayuntamiento de A Coruña, entre otras.